“Me doy cuenta de que estoy mal humorado, culpo a la vida y a los que me rodean de mis problemas. ¡Yo nunca tengo la culpa de nada! Nadie me entiende ni me quieren comprender. Pregunto y las respuestas que me dan no me sirven. Pienso que soy diferente o especial, aquí metido en mi propio universo donde creo que todos están juzgándome todo el tiempo. ¿Por qué no me entienden? Digo yo.”
Y volvemos a ser víctima de nuestras propias mentiras, hacemos como si a nosotros no nos sucediera nada. “Yo controlo, ellos están equivocados ¡a mí no me sucede nada!”
“¡Mi novia que pesada no me deja en paz! ¡Mis padres que me van a contar a mí de la vida! “
Y así volvemos a cerrarle la puerta a toda ayuda que se me quiera dar.
Vivimos en un mundo irreal donde nos da miedo afrontar nuestro problema que cada vez nos aleja más y más de la realidad, y nos sumerge en el tormento y la desdicha más absoluta, donde solo podemos optar por escondernos detrás del mal carácter que utilizamos contra aquellos que intentan acercarse a dar un aliento de esperanza.
La cobardía nos aleja de todos ellos y no nos deja asumir el problema.
La soledad retumba en nuestra cabeza. Ella es el resultado de no poder asumir quiénes somos y hacia dónde nos dirigimos pues, aun estando acompañados, en lo más profundo de nosotros, existe un vacío inmenso lleno de oscuridad y sufrimiento.
Empezamos a mirar a nuestro alrededor y nuestras actitudes, palabras, todo es una mentira.
Intentamos aparentar algo que sabemos que no existe en nosotros. Somos esclavos de nuestra propia mentira y la trasladamos al exterior sin ni siquiera darnos cuenta de ello.
Conclusión de este relato: ¡Reconocer y asumir es el primer paso hacia la libertad!
Con esta exposición quiero llegar a todos aquellos que se sientan reflejados en estas palabras pues, si es así, si te sientes identificado con estas líneas, cuenta que debes asumir tu responsabilidad y ser valiente, pues tienes un problema que solucionar y que solo podrás resolver si dejas de esconderte detrás de él y aceptas que existe.
Para alcanzar la libertad de una adicción hace falta asumir la responsabilidad de que existe un problema serio.
Olvídate. ¡Tú no controlas como te crees! Estás siendo víctima de tu incoherencia.
Si decides visitarme, te ayudaré, pues yo viví tu situación y, desde mi experiencia, te puedo orientar para salir de ese infierno.
Esforzándote y trabajando por un objetivo se logran grandes metas. Tu primera meta la Libertad.
Esto va dirigido a todo aquel que tenga una adicción y necesite un aliento de libertad. Para todos aquellos que buscan una terapia diferente, ¡nunca te sentirás juzgado ! Yo viví tu problema.
Pongo todo mi conocimiento y experiencia vivida a vuestro servicio.
¡Libérate!
Carlos Castro